limpieza de hoteles

No cabe duda de que el turismo es, desde hace varias décadas, uno de los principales motores de le economía española. En 2018 volvimos a batir récord en número de turistas extranjeros, con nada menos que 68 millones de visitantes. Actualmente, nuestro país es el tercer destino más visitado del mundo, solamente superado por Estados Unidos y Francia, lo que corrobora la importancia de este sector a día de hoy.

Por esta razón, la limpieza de hoteles es fundamental para ofrecer una buena imagen a los clientes que nos visitan. Los viajeros solemos ser muy exigentes y, aunque las expectativas pueden ser diferentes en función de los gustos y del tipo de viajero, lo cierto es que la limpieza del hotel es siempre una de las cosas que más se valoran. Y es que, cuando una persona se aloja en un hotel, espera, además de un buen trato por parte del personal, que las imágenes se correspondan con lo que se encuentre y que pueda sentirse como en casa.

De hecho, según un estudio llevado a cabo por el Instituto Tecnológico Hotelero en colaboración con la firma Roca, la nota media que los turistas dan a la limpieza de hoteles es un 7,8. Esto quiere decir que un 80% de los clientes consideran que la limpieza de las instalaciones es clave a la hora de reservar en un hotel o en otro.

Todos queremos dormir en una habitación ordenada, libre de polvo, con sábanas limpias y tener un baño impecable. Por muy buena atención que ofrezca el personal, si la habitación no está limpia, lo más probable es que esa persona jamás vuelva a reservar en ese hotel.

Hay que tener en cuenta que los hoteles son lugares de mucho paso que se ensucian con gran facilidad, por lo que es importante realizar a diario una profunda y minuciosa labor de limpieza y, de vez en cuando, llevar a cabo trabajos de desinfección para acabar con todas las bacterias que se hayan ido acumulando en las superficies y en el ambiente.

¿Cómo realizar la limpieza de un hotel?

En los trabajos de limpieza de los hoteles deben cumplirse una serie de condiciones previamente fijadas y unas buenas prácticas asentadas casi siempre por las instituciones públicas y por las propias empresas privadas para que hasta el último rincón quede libre de suciedad.

  • Los hoteles deben limpiarse a diario usando productos de calidad que impidan la acumulación de polvo. Además, los productos de limpieza que se usen siempre deben estar controlados para que no supongan ningún riesgo para los huéspedes. Pero también debe llevarse a cabo una limpieza periódica que incluya labores de desinsectación y desratización para evitar plagas.

  • Las labores de limpieza deben ser realizadas cuando se ocasionen menos molestias a los clientes, es decir, cuando las zonas comunes y los dormitorios no estén ocupados. Además si se llevan a cabo muy temprano o por la noche, es fundamental evitar ruidos que puedan enturbiar el descanso de los clientes. Por supuesto, es importante que los huéspedes sepan en qué momento se procederá a ello y que el personal de limpieza anuncie su entrada para comprobar que la habitación está vacía.

  • Cuando se realiza la limpieza en zonas comunes del hotel, el personal debe señalizar adecuadamente para evitar riesgos. Es el caso, por ejemplo, de los suelos mojados.

  • Si el personal de la limpieza encuentra objetos personales de los huéspedes fuera de la habitación, debe entregarlos a los responsables de objetos perdidos por si son reclamados por los clientes.